¿Necesitás pasar cada vez más tiempo frente a la pantalla de la computadora para alcanzar satisfacción? ¿Pensás obsesivamente qué pasa en la Red mientras estás offline? ¿Notas con espanto qué cada vez tenés menos relaciones no virtuales? Bienvenido al club de los «adictos a Internet», un mal que afecta al seis por ciento de los estadounidenses y al que los expertos ya comparan con el alcoholismo. Y que, vaya paradoja, puede curarse mediante tratamientos online.
YA SE SABE: lo que para algunas personas sería el Paraíso, para otras bien puede convertirse en una pesadilla. «He aquí mi historia», comienza diciendo David en su confesión al doctor Greenfield, director de Virtual Addiction.com. «Los amigos con los que cursaba un posgrado de medicina y yo siempre habíamos estado interesados en los juegos de rol. Uno de ellos se enteró de un nuevo juego online y sugirió que lo compráramos. En ese momento yo había suspendido mis estudios por problemas financieros así que tenía mucho tiempo libre y el juego me atrapó. El Everquest es una mezcla de juego de computadora y chat room, tiene gráficos buenísimos y requiere la interacción con otros jugadores. Al principio la diversión consistía en explorar este Œmundo virtual¹ con tus amigos de la vida real. El desafío principal del juego consiste en incrementar el poder de tu personaje para poder enfrentar nuevos desafíos. Para eso es necesario trabajar en equipo y jugar horas y horas continuas. A los pocos días de comenzar, me encontré pasando entre 8 y 15 horas por día jugando online. Un año después, había pasado 90 días de vida real online (esto lo pude saber porque hay una opción en el juego que te dice cuánto tiempo llevás jugando desde que creaste tu personaje). Cuando pude retomar mis clases de posgrado, me di cuenta de que necesitaba madrugar para jugar algunas horas a la mañana antes de salir. Estaba cansado para estudiar y no me alcanzaba el tiempo. Hace tres días que desinstalé el juego de mi PC. Es difícil hacerlo justo ahora, cuando el Everquest incorporó una extensión que amplía el juego. De todos modos todavía no anulé mi cuenta ni borré mi personaje de la base de datos. Me he propuesto no conectarme durante un mes. Desde entonces ha sido duro.»
¿Puede un usuario normal de Internet caer en las garras de la necesidad de vivir conectado, como le ocurrió a David? No necesariamente, pero puede ocurrir. Pasar prolongadas estadías online es algo que a muchos usuarios de Internet les gustaría y que por falta de tiempo o por preocupaciones con la cuenta telefónica no hacen. Pasar larguísimas estadías online es algo que otros habitantes del mundo virtual hacen cotidianamente. No están orgullosos de lo que hacen y también se preocupan, aunque por otras razones: se consideran potenciales adictos a la Red. Todos los «excesos» producen un efecto y el furor por pasarse la vida conectado a Internet dejó de ser una rareza para convertirse una patología que ya tiene nombre: Internet Addiction Disorder, es decir, IAD, una sigla que será cada vez más utilizada.
Los especialistas de la llamada Psicología del Ciberespacio definen la IAD como un término que se aplica a una amplia variedad de modificaciones de la conducta y problemas de autocontrol. Hace un año, un estudio médico estadounidense (publicado en http://www.intervision.net) reconoció por primera vez que la adicción a Internet era una patología equiparable a otros trastornos o dependencias de la gravedad del alcoholismo.
Ahora bien, mientras los artículos sobre los excesos en el uso de Internet y sus consecuencias sobre la personalidad comienzan a ganar en difusión y los flamantes especialistas se preocupan por exponer investigaciones que establezcan a partir de cuántas horas de navegación semanales un usuario de la Web se convierte en un potencial adicto, son pocos los que reconocen que las mismas dificultades aparecen a la hora de determinar dónde está el límite del uso «normal» de Internet.
Muchos estudios consideran que una de las formas de saber si un usuario de Internet es un potencial adicto es de acuerdo con la cantidad de horas que navega por semana. Sin embargo, la variedad de parámetros y clasificaciones producidas por los especialistas indican que el estudio de la IAD todavía es muy reciente y que no necesariamente por navegar muchas horas por semana se «contraerá» la adicción. Investigaciones publicadas por la American Psychological Association (http://www.apa.org/releases/internet.html) establecen que los usuarios patológicos navegan un promedio de 8 horas y media por día, mientras que aquellos que no acusan síntomas de adicción afirman navegar un promedio de dos horas diarias. De todos modos estas cifras son precarias y no deberían dejar en un segundo plano otros aspectos relevantes. Por ejemplo, desde dónde se navega (en el trabajo, en la casa o en la escuela) y qué tipo de actividades predominan en las largas horas de navegación de los posibles adictos. Los juegos y el chat parecen ser las actividades online de mayor potencial adictivo.