Autor de «Patricia: De la lucha armada a la seguridad», Ragendorfer, periodista de investigación y escritor, conversó con Sergio Wischñevsky.
En diálogo con Historia Nocturna por AM 1270, Ragendorfer consideró que tras la figura de Patricia Bullrich hay una capacidad expresada «en su tesón por ocupar puestos que agradan a cierto sector» de la política argentina.
En ese sentido, recordó que “no es infrecuente que alguien que se inicie en la política en composiciones de izquierda termine en la ultraderecha». Sin embargo, “lo de Patricia Bullrich no es un salto súbito y extremo, sino lo que podría denominarse una sustitución escalonada de lealtades”, aseguró.
Esa progresión “no es producto de una personalidad cambiante, sino que siempre fue la misma persona, y su objetivo más que ideológico fue simplemente la acumulación de poder junto al ganador de turno: ya sea Galimberti, Cafiero, Menem, De la Rúa, Macri».
Por lo tanto, Ragendorfer resaltó que «no es un cuadro político» ni tampoco «una persona con una habilidad intelectual descollante», es «una remadora pertinaz y obstinada» quien «como toda conversa es más fanática que sus aliados de origen”.
En ese escenario, subrayó que si bien «su relación con las fuerzas de seguridad fueron buenas, (…) ella logró un escenario ilusorio de orden que suele agradar primero a la prensa y después el espíritu público».
En su juventud, Bullrich ocupó un espacio de cercanía en «la cúpula de la organización por ser cuñada de Rodolfo Galimberti». Por el año 1974 tras pasar a la ilegalidad, «Montoneros empieza a implementar una política de doble encuadramiento por el cual los militantes de agrupaciones de superficie comienzan también a asumir tareas en el frente militar». Bullrich «no era muy descollante por lo que hacía tareas menores».
Consultado sobre sus vínculos con Israel recordó que los obtuvo a través de su marido: «Él la relaciona con personajes encumbrados de la comunidad judía y de la diplomacia Israelí». Previamente sucede lo del «Memorándum con Irán, esa impostura, relacionado con la muerte de Nisman y la operación de la oposición para esmerilar el poder de Cristina”. Obteniendo a cambio, no sólo el ministerio de Seguridad “sino la confianza que despertó en esos sectores tanto nacionales como internacionales que forman parte de la constelación de factores que la llevaron hacia su primera gestión en el ministerio de Seguridad”.
Por último, sobre el contexto político actual Ragendorfer sostuvo que lo que le preocupa es «que además de las fuerzas policiales que van a ejercer lo que llaman -la legítima violencia del Estado-, tengo mis miedos que a esa represión se sume una especie de Sturmabteilung o «SA» en vez de hitlerianas, mileístas o una suerte de Liga Patriótica».
(RP)
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