El abogado Pablo Llonto aseguró que “hay dos sobrevivientes que han logrado reconocer el lugar”.
Se trata
de una instalación sobre la calle Bacacay que comparte manzana con “Automotores
Orletti”. Al igual que éste, el nuevo espacio sirvió de base de secuestros,
torturas y exterminio durante la última dictadura cívico militar y estuvo a
cargo de la ex Secretaría de Inteligencia del Estado. Habría funcionado, al
menos, en 1976.
Pablo Llonto, abogado querellante en la
causa, consideró la decisión judicial como “una demostración de que los
juzgados de instrucción pueden hacer muchas tareas de investigación durante la
cuarentena” que obligó a establecer una feria judicial en la que la
inmensa mayoría de las tareas se deben realizar por la vía remota.
Por el aire de #LaMecha, el letrado indicó que se pudo identificar el lugar a partir de un documento desclasificado de los Estados Unidos que fueron entregados hace unos años. Además de contar con el testimonio de un agente de inteligencia. “Esto se empezó a estudiar en el juzgado del juez Daniel Rafecas, que siguió trabajando”, contó.
“Hay dos sobrevivientes
que han logrado reconocer el lugar, tener algunos detalles que permiten
identificarlo sin estar en el lugar pero con la muestra de fotografía. Al
desparramarse la noticia muchísima gente o vecinos comienzan a contar algunas
historias”, mencionó Llonto.
Por último, comentó que “este Centro Clandestino cercano a Orletti era un lugar comprado por gente que trabajaba para el grupo operativo de la SIDE, unas patotas especializadas en el Plan Cóndor. Si bien podemos decir que centralizaban su base de operaciones en el Plan Cóndor también se dedicaron al secuestro de militantes locales”.
A.Principe