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Aunque el resultado electoral trajo algo de calma al mercado cambiario, los desequilibrios macroeconómicos persisten y condicionan la sostenibilidad del alivio financiero. La presión sobre reservas, la inflación y la debilidad del salario real siguen marcando el ritmo de la economía.
Septiembre y octubre fueron meses de elevada volatilidad cambiaria asociada a la dinámica electoral. La cotización tocó el techo de la banda en dos oportunidades: a mediados de septiembre, luego de las elecciones legislativas bonaerenses, y a fines de octubre, previo a las elecciones legislativas nacionales. En la primera oportunidad, el dólar volvió a la zona de $/USD 1.300 tras el primer twitt del Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, y en la segunda oportunidad apenas cayó un 3,8% hasta $/USD 1435, un 4% por debajo del techo de la banda. En estos dos meses estimamos que hubo intervenciones en el mercado cambiario por cerca de USD 4.000 millones, entre las ventas del BCRA (USD 1.150 millones), Tesoro Nacional (USD 750 millones, netos de las compras por USD 2.200 millones al agro en el marco del programa de baja de retenciones de fines de septiembre y los pagos a organismos internacionales) y el Tesoro de los Estados Unidos (estimado en USD 2.100 millones).
También se acomodaron las tasas de interés de mercado a un escenario de menores expectativas de salto cambiario. Tanto la curva CER como la curva de renta fija comprimieron fuerte sus rendimientos. La excepción de la Lecap con vencimiento a un día, en un contexto de baja liquidez y un tipo de cambio que bajó poco, sobre todo al final de la rueda. De fondo, las condiciones macroeconómicas aún no están resueltas pese al resultado electoral favorable para el oficialismo. Además, el adelantamiento de las liquidaciones del agro dejó menos oferta disponible en el mercado cambiario.
Vale destacar que la volatilidad cambiaria no fue inocua para la dinámica de precios. Si bien la inflación minorista se movió muy por debajo del tipo de cambio (6% entre julio y septiembre vs. una suba de 18% del tipo de cambio) se aceleró hasta 2,1% y en octubre se ubicaría en torno a ese valor, de acuerdo con nuestro indicador adelantado. A la vez la inflación mayorista fue del 10% en ese período, acelerándose hasta 3,7% en septiembre, empujado por la suba de 9% en los productos importados. Esta dinámica implica una pérdida en el margen de ganancias a nivel agregado, por la dificultad de trasladar a precios el aumento en los costos en un contexto de menor demanda.
En ese sentido, la dinámica salarial registrada continúa por debajo de la inflación. El último dato publicado es de agosto, con un aumento de 1,3% (caída de 0,6% en términos reales). Se trata del primer mes de estancamiento en el proceso de recuperación que había iniciado en marzo de 2024. Si bien esta variable hoy se ubica un 30% por encima del mínimo registro en ese mes, hoy el nivel es 2,4% menor al promedio de 2023. En tanto, la dinámica hacia adelante no luce más auspiciosa, dado que las actualizaciones de los convenios colectivos para los meses de septiembre y octubre arrojan subas de apenas 1,4% en ambos meses, por debajo de la inflación observada (2,1% para septiembre) y esperada (2,1% de acuerdo al REM de octubre)
La actividad económica también frenó su recuperación en agosto. Si bien el indicador agregado aumentó 0,3% sin estacionalidad, lo cierto es que a ese valor se llegó por la recuperación de un sector con escasa participación como la pesca, que se expandió más de 600% luego de una fuerte caída en meses previos. Sin esta contribución al crecimiento de este sector que apenas pesa un 0,3% en el total, la actividad económica se hubiera contraído 1,4%.
Finamente, si bien el resultado electoral alivió las tensiones cambiaras en la primera rueda luego de los comicios, lo cierto es que las cuestiones de fondo continúan latentes. Aún queda recorrido para que el precio de los bonos permita que la Argentina vuelva a salir a los mercados a renovar los USD 15.000 millones de deuda en moneda extranjera entre Bonares, Globales, BOPREAL e intereses con el FMI.
Tampoco corrigió de momento el déficit de cuenta corriente, algo que con un tipo de cambio más bajo debería acentuarse, salvo que la actividad económica siga contrayéndose o mejore sustancialmente la relación entre los precios de exportación y los precios de importación. Si bien es cierto que las exportaciones están en un valor récord, no alcanza esa variable por sí sola para justificar la estabilidad cambiaria. Por caso, las importaciones de bienes también están en valores elevados, acumulando en septiembre los USD 74.100 en el último año (+25% i.a.).
Con reservas internacionales netas en -USD 11.600 millones (criterio FMI), un flujo de divisas negativo por el lado de la cuenta corriente (en torno a USD 6.000 millones anuales) y una salida de divisas por ahorro que promedió más de USD 3.000 millones mensuales entre abril y agosto, la colocación de deuda soberana por mercado para renovar los vencimientos pareciera depender necesitar una mejora de los fundamentos además de disipar los vaivenes políticos. Tal continúa siendo el reflejo del mercado de bonos, que aún opera con rendimientos en torno al 12% al final de la rueda, muy lejos de valores necesarios para volver a los mercados.
FUENTE: https://www.bancoprovincia.com.ar/Noticias/1940