Uñac acata. Manzur declina.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com
Prisioneros de la Jurisprudencia
“Bájense solos».
Pero el mensaje claro no llegó. O tal vez llegó y lo ignoraron.
“La Corte voltea lo de Uñac y Manzur”.
Trátase de La Corte de Los Cuatro. De 3 contra 1. Guarismo que modificó los juegos internos del poder.
Ricardo Lorenzetti, El Mito, persiste solo en la banda ancha. Pero se consolida la hegemonía de Los 3.
El presidente es Horacio Rosatti, El Briga. Está blindado por Juan Carlos Maqueda, El Blindador. Y por Carlos Rosenkrantz, Woddy Allen.
“San Juan y Tucumán fueron tratados como Santiago del Estero, La Rioja o Río Negro».
Significa que la Corte es rehén de su propia jurisprudencia.
Lo que no le permitieron a Gerardo Zamora, El Blanco, ni a Alberto Weretilneck, El Chachista, no se lo podían permitir a Sergio Uñac, El Amagador, ni a Juan Manzur, El Menemcito.
El mensaje contenía otra implícita sugerencia. Con los prisioneros de la jurisprudencia no podían existir cambios.
“Aumenten el número”.
La Corte no debe convertirse en otra pajarera de 25 ministros decanos, como aspiraban los excesivos federales.
Aunque en el regateo fueran rebajados al más razonable 15. Pero en 9 se podría cerrar.
Política Judicial
El gobierno débil de La Doctora, que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular, nunca tuvo, en efecto, una política para la Justicia.
Careció de un estratega como Carlos Corach, Levy Simón. O de un distribuidor de alta sociabilidad como Hugo Anzorreguy, El Five.
Tampoco contó con ningún mecanismo de sustitución para la exitosa línea secretamente conocida como Doble Jota.
Transcurrió durante el único gobierno de Néstor Kirchner, El Furia.
“Cuando la Doble Jota controlaba la justicia y Comodoro Py sonaba dulcemente como un Stradivarius”.
La armonía era perfecta. Afiatada. Con la sincronizada justicia, El Furia ejercía muy tranquilo su concepción recaudatoria del poder.
Clausuraba retratos y ponderaba la justicia social mientras el estilo occidental de la Doble Jota aseguraba el apoyo silenciosamente incondicional de los grandes medios gráficos, televisivos, radiales.
Pero El Furia cometió dos errores significativos. El primero fue no haber aprovechado su reelección. El segundo fue la osada impertinencia de morirse.
Para dejar a su viuda -La Doctora- un formidable capital político y en simultáneo un quilombo contablemente extraordinario.
Entonces el occidentalismo -interpretado como devoción hacia Estados Unidos e Israel- acabó en el disparatado acercamiento conocido como Pacto con Irán.
Enlazado -para tratar en otra crónica- con el Caso Nisman. Tratamiento pendiente.
Por una cuestión estética, en el portal no se reproducen conversaciones con muertos.
Maestro olvidado del periodismo, en el buffet de Clarín, E.A. aconsejó al iniciado.
“Nunca utilice el testimonio personal de un muerto. Huele a falso”.
En el país donde todo termina invariablemente mal se intentó también liquidar a cada Jota.
Y el ciclo decadente concluyó con el agotamiento que facilitó la irrupción nacional de Mauricio, El Ángel Exterminador.
Generador absoluto, con La Banda de Pepín y sus mesitas operativas, de otras calamidades fascinantes en materia de Justicia.
Con el legado histórico de una desfachatada producción de armados de causas y de arrepentidos de cotillón.
De cinematográficas chupadas telefónicas de prisioneros preventivos. De seguimientos infantiles que no exceptuaban a los propios.
Episodios que quedan, también, pendientes. Como la fábula de Irán y la tragedia de Nisman.
La vida por Hotesur
“Si se te atreve la Corte cagaste, mejor instalar una fiambrería”.
Organismo solemnemente burocrático, tan venerable como lento, que se toma selectivamente sus tiempos y persiste suspendido en medio de una pausa. Habilitado más para conciliar y ejemplificar que para pelear. Y hay que tener ganas de pelear para pelear con la Corte.
“La Corte sabe esperar. Y si la combatís, respetablemente, cuando lo decida, te emboca”.
Aparte de no haber tenido nunca política judicial, el Profesor Alberto ni siquiera tuvo interlocución con la Corte Suprema.
El contacto entre el gobierno y la Corte era el ministro Eduardo de Pedro, El Wado. Presentable de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora que sabe hacerse el nudo de la corbata. Combinarla con ambos oscuros.
Pero El Wado con Alberto no se comunica ni por WhattsApp.
En diciembre de 2019 la señora ministra Marcela Losardo les realizó una amena visita de cortesía.
Y se registró un contacto con el ministro Soria. Los visitó para retarlos con la lectura de un papel cargado de reclamos.
Consecuencia del error compartido. Haber nacionalizado la situación judicial de La Doctora.
Herencia de la pasión recaudatoria de El Furia. Había generado los descalabros de “marroquinería” que entonces nadie podía juzgar. Menos podrían comentarse por la silenciosa colaboración de los medios.
La “política” corrupta cayó en el error de entregar a La Doctora para purgarse.
Y Alberto, profesor universitario, abogado cargado de contactos en Comodoro Py, no hizo un pepino para componer ninguno de los quilombos sin solución que arrastraba la vicepresidenta.
Hasta convertir al peronismo entero en víctima de la mala hotelería. Recurso de espuma que estaba superado desde Al Capone.
Y justamente movilizado por la ficción del Lawfare, o La Mafia del Bien, el gobierno fragilizado decidió declarar la guerra al Poder Judicial.
Como sostuvo Georges Clemenceau, cuando alguien va a la guerra siempre puede recibir un estampido.
Los ilusos de la causa perdida creyeron que era gratis desgastar a los Supremos con juicios políticos y manifestaciones festivas. La vida por Hotesur.
Pero los esperaron, otra vez, y los embocaron, con otro misil.
Ahora a llorar al “Patria”.
Rama militar
“Les frenamos las reelecciones”. Celebró con hurras la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien.
Incomoda el plural. ¿Frenaron? ¿Con quién?
¿Acaso los opositores participan, junto a los Supremos, de la misma escudería?
Por hablarse encima, por escribirse encima, estimulan la obsesión oficialista.
Creer que La Justicia es la rama militar de Juntos por el Cambio.
El fervor deportivo en el festejo de ningún modo favorece la independencia de criterio de la Corte Suprema.
Tampoco Alberto acierta al utilizar la cadena nacional para denunciar el avasallamiento de las justicias provinciales.
Porque Uñac, con sensatez, “acata” y Manzur, que mira debajo del agua, “declina”.
Ambos ya pueden atender las respectivas fantasías presidenciales.
FUENTE: https://jorgeasisdigital.com/