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El lanzamiento del frente “Somos Buenos Aires” no sólo sacudió el tablero político de la provincia, sino también reconfiguró internamente a la Unión Cívica Radical (UCR). A pesar de las tensiones generadas por el rechazo del sector de Maximiliano Abad —quien objetó el lugar de Emilio Monzó en la lista de la Cuarta Sección—, los intendentes radicales dieron un respaldo contundente a la conducción de Miguel Fernández y Pablo Domenichini, principales articuladores del nuevo espacio.
En una reunión virtual realizada esta mañana, los 26 jefes comunales radicales que integran el Foro de Intendentes, presidido por el rauchense Maximiliano Suescun, expresaron su aval a la conformación del frente y pidieron ser considerados en el armado de las listas seccionales. El gesto refuerza la cohesión territorial de la UCR dentro de “Somos Buenos Aires”, más allá de los movimientos individuales de algunos dirigentes.
Nos une un compromiso: poner en el centro los problemas reales de la gente.
Frente a los extremos que gobiernan y dividen, nace Somos Buenos Aires, un nuevo frente político que quiere una Provincia justa, moderna y democrática.#SomosBuenosAires pic.twitter.com/j46TV6w3hJ
— Miguel Fernández (@MFernandezTL) July 10, 2025
La decisión dejó aislado al sector «abadista», que amagó con impugnar el acta constitutiva del frente y mantiene vínculos con sectores cercanos a La Libertad Avanza en regiones como la Quinta Sección.
Primeras fugas: libertarios dialoguistas y boletas cortas
Mientras el grueso del radicalismo se encolumna detrás del nuevo armado, también hubo movimientos centrífugos. La intendenta de Adolfo Gonzales Chaves, Lucía Gómez, confirmó su alejamiento de la UCR provincial y se sumó a Nuevos Aires, un espacio de tinte libertario moderado impulsado por los diputados Gustavo Cuervo y Fabián Luayza.
Por su parte, el intendente de San Cayetano, Miguel Gargaglione, identificado con el possismo, optará por competir con boleta corta en su distrito, replicando la estrategia de su exjefe político, Gustavo Posse, en San Isidro. Esta postura marca una ruptura táctica con las alianzas provinciales, privilegiando el control local por sobre la alineación con estructuras mayores.
En conjunto, estos movimientos reflejan la tensión entre la necesidad de construir una alternativa amplia frente al kirchnerismo y La Libertad Avanza, y las disputas internas que aún sacuden a la UCR bonaerense.
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