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El helado: un placer adictivo y sus efectos en la salud

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Pocos consideran que algunas actividades cotidianas, como comer helado, pueden ser adictivas. Un estudio reciente en la American Journal of Clinical Nutrition revela que el anhelo por el helado puede compararse al deseo de consumir cocaína, especialmente en quienes lo ingieren a diario.

Según la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (Afadhya), el consumo promedio de helado artesanal en invierno es de 1.6 porciones al mes, con una meta de seis durante la temporada alta. Actualmente, los precios oscilan entre $150 y $160 por kilo, un aumento del 3% al 27% respecto al año pasado.

El helado, rico en grasas saturadas y azúcares, presenta riesgos para quienes padecen colesterol alto o diabetes. Además, aquellos con intolerancia a la lactosa deben optar por alternativas como los helados a base de soja.

A pesar de estos riesgos, el helado aporta nutrientes esenciales como calcio y vitaminas A, C, D y E. También aumenta la energía gracias a su contenido de carbohidratos. Sin embargo, es crucial mantener la cadena de frío para evitar problemas de textura y seguridad alimentaria.

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Tipos de helados y consejos de consumo

Los helados se dividen en industriales, artesanales y «soft» o «light». Los artesanales, elaborados sin aditivos, son generalmente de mejor calidad. Los helados de agua tienen menos calorías, pero los de crema son más calóricos. Es recomendable elegir porciones pequeñas y optar por sabores frutales para reducir la ingesta calórica.

A pesar de su atractivo, se sugiere evitar consumir helados por la noche, ya que su alto contenido en azúcares y lactosa puede afectar la digestión y el sueño.

El helado, un placer universal, merece ser disfrutado con moderación, cuidando siempre nuestra salud.

El helado y su impacto en la salud

El consumo de helado, aunque placentero, debe ser abordado con precaución. Su alto contenido de azúcares y grasas saturadas puede contribuir al aumento de colesterol y otros problemas cardiovasculares, especialmente en personas con predisposición a estas condiciones. Además, los diabéticos deben ser cautelosos, ya que el exceso de azúcar puede desestabilizar su glucosa en sangre. Optar por porciones pequeñas y elegir helados con menos grasa o azucarados con edulcorantes naturales puede ser una alternativa más saludable (consejos para tener una vida saludable)

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Un viaje cultural a través del helado

El helado no solo es un alimento, sino que también refleja la evolución cultural y social a lo largo de la historia. Desde las antiguas civilizaciones de China y Persia hasta su llegada a Europa, el helado ha sido símbolo de innovación y creatividad culinaria. La mezcla de ingredientes y técnicas a lo largo del tiempo ha dado lugar a una amplia variedad de sabores y estilos que hoy disfrutamos. Esta diversidad no solo resalta la importancia del helado en la gastronomía, sino que también nos invita a explorar nuevas combinaciones que pueden hacer de esta delicia una experiencia única en cada bocado.

Helados caseros

El helado casero ofrece varias ventajas significativas sobre el industrial. En primer lugar, al hacerlo en casa, tienes control total sobre los ingredientes, lo que te permite evitar aditivos, conservantes y saborizantes artificiales que a menudo se encuentran en los productos comerciales. Esto no solo asegura un sabor más auténtico y fresco, sino que también lo hace más saludable. Además, puedes ajustar la cantidad de azúcar y optar por ingredientes más nutritivos, como frutas frescas o lácteos de calidad (hay innumerables recetas de helado de frutilla casero al agua ahora que empiezan a aparecer las frutillas en las verdulerías fáciles de hacer).

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Otro beneficio es la creatividad: puedes experimentar con sabores únicos y combinaciones personalizadas, lo que convierte el proceso en una actividad divertida para compartir con amigos y familiares. Por último, el helado casero suele ser más económico a largo plazo, especialmente si lo comparas con los precios de los helados artesanales o de marca en el mercado.