En diálogo con Código Provincia por AM 1270, invitamos al diálogo franco sobre la participación del artista en las formas de distribución de la música hoy en día, y conversamos con un referente con años de experiencia en la industria.
«El negocio de la música está centrado en el músico, pero en la ecuación final somos los que perdemos siempre», aseguró la banda colombiana en sus redes sociales, donde pone en cuestión la exigencia y el peso que recae en los artistas para mostrarse en redes, replicar lo que la industria genera de ellos, ser su propio contenido en una estrategia que deja exhaustos a los músicos y llena de ganancias a la industria.
En ese marco, Brichetti consideró, que «estuvo re piola la temática porque es algo que queda más en el marco del diálogo de les artistas, o se han usado más de marketing que sinceramente. Con Diamante Eléctrico, tuve la suerte de conocerlos en México y son super autogestivos, un equipo muy profesional, super trabajador, con años de experiencia, giras internacionales. Leer eso impacta bastante pero habla de una realidad mucho más concreta. Siento que la industria musical fue consumiendo las distintas capas de lo alternativo. Antes se distinguía un poco más lo alternativo de la industria. Ahora empezó a tocar diferentes secciones de bandas independientes, de otros lugares. Ahora se complejizó bastante las maneras de sostenerse sobre todo. Como las plataformas, que todo aparenta mucho más de lo que es y todo el mundo está jugando a eso. Le quita al camino alternativo, antes no estaba tan condicionada».
Sobre la centralidad de las redes sociales, incluso armando modelos de marketing donde lo alternativo se produce desde la industria, desde una pura estética y puramente utilitario a fines comerciales, aseguró que «se habla de una comunidad pero son bajadas de línea de cómo hacer las cosas para que funcione. El armar escenas independientes funciona, pero no es algo independiente en el concepto duro. El marketing se va utilizando como maneras de acceder, pero ahora hay tanta información y maneras de mostrar las cosas que todo se funde en eso. Es muy difícil ver lo real y concreto de un proyecto, saber dónde tiene apoyo, qué tan real es el contacto con el público. Cuando la industria empezó a exigir numeritos acá y numeritos allá, pegó un rebote que quemó muchas cabezas y equipos de trabajo», llegando también a «modificar las maneras de hacer las cosas, como para entrar en festivales te miran la cantidad de reproducciones en Spotify».
(RP)
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