Conversar sobre temas que tengan que ver con deudas, créditos y todo lo que esto conlleva es algo que a muchos no les hace gracia, pero que forma parte de nuestra vida y es mejor tener controlado mediante la información. De ahí que en este artículo pretendemos hablar de las deudas y los créditos que son útiles para poder saldar las mismas.
Aunque nadie quiera tener en su haber las llamadas deudas, parece que éstas nos persiguen. En algunos casos son por voluntad propia y realmente les vemos el beneficio, pero en otros casos son deudas angustiantes hasta el punto de impedir que descansemos con tranquilidad. Así que lo mejor será tener alguna idea de cómo hacerles frente en caso de existir.
Recurrir a créditos para pagar deudas parece una locura, ya que la lógica indica que se estará tapando un hueco abriendo otro. Sin embargo, las condiciones actuales de la economía han hecho de esto una práctica habitual y que, lejos de causar mayores angustias, ayudan a liberarse un poco de las preocupaciones que las deudas más antiguas generan.
Pero para que todo pueda funcionar con ese sentido que queremos establecer, es necesario responder a dos interrogantes básicas y que giran en torno a los momentos en que es necesario hacer uso de ellos y los aspectos que son indispensables de considerar antes de avanzar.
La necesidad de créditos para saldar deudas
Ya hemos indicado que éste es un método que no nos quita de encima el saldo negativo en nuestras cuentas, pero sí que tiene aspectos positivos que rescatar frente a una situación que puede llegar a ser, de por sí, muy mala.
El primer aspecto tiene que ver con la unificación de los pagos. Cuando se tienen varios tipos de deudas, llega un momento en que el cobro simultáneo que ejercen todos es imposible de soportar por el deudor. Entonces, se vuelve conveniente pedir un crédito de esta naturaleza que ayude a liberarse de 5 o 6 cobradores y quedarse solo con uno: el que otorgó el crédito.
Además, se tienen posibilidades reales de que el importe por concepto de intereses de estos créditos manejen tasas mucho más bajas que las del resto de los prestamistas, sobre todo, cuando dentro de ellos se encuentran los bancos, por solo mencionar un caso.
Una tercera razón se orienta al importe a pagar. Si se logra un período de pago amplio, la cantidad de dinero que se abonará en el nuevo crédito también podrá estar por debajo de las deudas contraídas con anterioridad.
Asuntos a considerar al pensar en un crédito
Para complementar la información anterior, hace falta fijarse también en las condiciones que se seguirán para estos créditos y cómo influirán en la gestión de finanzas personales. Dentro de este proceso de gestión, la evaluación es el primer paso y es fundamental. Es con el que definiremos los aspectos más relevantes para saber si esta decisión será conveniente o no.
Como es lógico, el primer tema será verificar que se trate de una empresa bien consolidada y que ofrezca la seguridad para cumplir con esta función. Bajo esta modalidad, la mayoría de las empresas operan sólo para saldar créditos bancarios, por lo que se reducen las posibilidades en torno a deudas menores o con particulares.
También es importante medir las consideraciones aplicadas en los contratos de trabajo y los tiempos acordados para saldar la deuda, ya que aunque manejen tasas más bajas, el tiempo más extenso podría dar como resultado que los pagos sean más elevados de lo que se esperaba con el banco.
Los asuntos que tienen que ver con bancos, créditos y demás aspectos de esta índole deberán ser bien evaluados, preferentemente con el apoyo de un especialista en la materia que pueda ofrecer su opinión profesional y generar números que indiquen si se puede tratar de una buena decisión o no. Conocer sobre toda esta información es parte de una buena gestión de finanzas personales.